PERIODO DE ADAPTACIÓN

Durante los primeros días de asistencia a la Escuela, su hijo va a sufrir una serie de cambios. Tiene que tener en cuenta que pasa de estar en un medio en el que él es el principal protagonista, a otro en el que va a tener que convivir, relacionarse y compartir con sus iguales. Además tiene que adaptase a un nuevo ambiente donde personas, espacios y materiales son desconocidos para él. No debe olvidar que  se separa de las personas queridas y conocidas.

La incorporación del niño a las rutinas de actividad cotidiana constituye un hecho de singular importancia para el futuro desarrollo de su personalidad. Por lo tanto, garantizar que el ingreso en el Centro se efectúe de la manera más adecuada es el objetivo inicial  de nuestro trabajo docente.

Una característica muy definida en este momento es la presencia de un gran nivel de ansiedad, que en algunos casos suele estar muy marcada y determina un cuadro característico de llanto, intranquilidad motora, reclamo de afecto, trastornos de la alimentación (nauseas, vómitos, en ocasiones rumiación), alteraciones del sueño, miedos, pesadillas, etc. En otras ocasiones la conducta del niño se  manifiesta por la presencia de retraimiento, manipulación de partes del cuerpo y ropas y sobre todo balanceo en los más pequeños. En el lactante, el comportamiento más frecuente es el llanto mantenido, la ansiedad e intranquilidad motora unida a trastornos de los hábitos.

Hay que considerar las conductas de este periodo como normales. Es una etapa que todo niño pasa, incluso aunque sea un alumno que en años anteriores ya ha asistido al Centro. En este nuevo curso se va a  encontrar con nuevas educadoras, nuevos espacios y nuevos compañeros y debe adaptarse a esta nueva situación.

Las educadoras juegan un papel muy importante, son las personas encargadas de trasmitir confianza y seguridad  a sus hijos durante el tiempo que ellos permanecen en la Escuela. El tono de voz, las miradas amorosas, el tacto tierno y el trato agradable, así como las expresiones verbales y las manifestaciones de aceptación y cariño  son la base fundamental para una buena adaptación  del niño al Centro.

La actitud de los padres es decisiva para que la incorporación de su hijo a la Escuela sea lo menos traumática posible.

Para ello es necesario apoyar y colaborar con las educadoras en gestos como:

  • La asistencia al Centro debe ser continua. No ceda aunque llore y no quiera venir. Si un día lo deja en casa al día siguiente llorará más y más, usted debe ser más fuerte que él.

  • Las despedidas deben ser breves, alegres, sin engaños ni a escondidas.

  • Cuando llore dígale con tono firme y sereno que usted regresará. Su actitud se la trasmitirá a su hijo.

  • Cuando lo recoja sea puntual, no cause en él sentimientos de abandono.

  • Que los posibles cambios en el niño como la pérdida de apetito, rechazos, pesadillas en el sueño… no les angustien, sabiendo que son síntomas normales de este periodo.

  • No se preocupe porque otros niños ya estén adaptados y el suyo no, no hay tiempo límite para la adaptación, cada uno tiene su ritmo, no hay dos niños iguales.

  • Pero sobre todo confíe en el buen hacer de las educadoras y la Escuela.

Durante esta primera semana de incorporación al Centro no hay servicio de ampliación de horario ni de mañana ni de tarde, con el fin de no prolongar más  la estancia de los niños en la Escuela.

En estos comienzos del curso se realizan actividades de tipo rutinarias: higiene personal, alimentación y descanso. Los niños de 2 a 3 años visitan el Centro, conocen a sus educadoras y al resto del personal docente y no docente.

Una vez pasados estos días cada aula llevará a cabo sus actividades programadas, realizándolas de la manera más natural posible para que los  niños adquieran confianza y seguridad en su nuevo ambiente.

Realizaremos una observación inicial durante el periodo de adaptación para poder ajustar adecuadamente nuestra tarea educativa a las necesidades de cada alumno.